La vida surgió en condiciones físicas y químicas particulares. Se estudia como compuestos, moléculas y su interacción fueron la base para el origen de la vida en la Tierra. No necesitamos ir al espacio, se estudia en laboratorios de química y simulaciones de computadora.

Entender cómo surgió la vida en la Tierra es esencial, ya que es el único modelo que tenemos. Se estudian microorganismos, de ambientes análogos de la Tierra primitiva, normalmente ambientes extremos (como fuentes hidrotermales o lagunas hipersalinas) o modelos de evolución por computadora.

Al estudiar organismos que viven en condiciones extremas (lagos hipersalinos, lagos ácidos o en desiertos áridos), que han existido desde los inicios de la vida hasta nuestros días, definimos los límites dentro de los que la vida puede sobrevivir en la Tierra. Así, sabremos qué buscar en otros planetas con condiciones extremas.

Para entender cómo podría haber existido vida o qué evidencia pueden dejar como biofirma en otros planetas como Marte, necesitamos probar con ambientes análogos. Para esto, se estudian lugares como el Desierto de Chihuahua, Sonora o Atacama, la Antártida o Río Tinto.

Conociendo qué evidencias puede dejar la vida en los ambientes extremos, y la ubicación de la Tierra en el Sistema Solar, se buscan exoplanetas (planetas en otros sistemas estelares), otros cuerpos celestes y las posibles biofirmas. Para esto, se utilizan telescopios tanto en la Tierra como en su órbita (sí, telescopios espaciales).

Esta es la búsqueda directa de potenciales biofirmas en nuestros vecinos (Marte, satélites de Júpiter como Europa, o satélites de Saturno como Titán y Encélado). Es la aplicación final del estudio de el origen y evolución de la vida en la Tierra, y sus biofirmas, que es necesario para llevar los instrumentos probados en análogos terrestres a otros mundos.